sábado, 11 de abril de 2015

::SECRET WARS::

Aquí te dejo el artículo que hice para el número 11 de la revista F.E.A., aprovechando que en muuuy poco tiempo sale la número 12. Si te gusta este articulillo no dejes de leer la revista al completo, porque este "especial superhéroes" es muy pero que muy interesante. Te dejo el enlace para descargar este número 11 justamente AQUÍ.
¡¡¡Que disfrutes del artículo de las Guerras Secretas!!!

¡¡Shhh!!... ¡Que se entere todo el mundo!

Hubo una vez una guerra secreta de la que el mundo Marvel no tuvo noticias hasta que esta terminó; en ella estaban implicados un montón de supervillanos y un buen puñado de superhéroes, todo ello dirigido por un ente megasuperpoderoso (su nombre no era mera coincidencia…) y emplazado en una mezcla de mundos unidos a su voluntad.

Fue inmediato, sin previo aviso, sin más lógica aparente que la violencia (comedida) por la violencia; y además en los años 80, el momento más oportuno. Apareció la maxiserie de 12 números publicados por la editorial Marvel y al poco fue lanzada al mercado una línea de figuras de acción como apoyo logístico que no haría más que confirmarnos, visto desde hoy en día, el nacimiento de una leyenda de los jugones, coleccionistas y lectores de comics de aquel entonces: habían nacido las SECRET WARS.


El todopoderosoTM tenía ganas de echarse una partida a su consola de última generación, aquella que no necesita más mandos que el poder de su mente infinitamente inabarcable; tenía claro que el videojuego debía ser de lucha; le apetecía. ¿Qué stage? Una mezcla de mundos (Battleworld). ¿Personajes? Los buenos y los malos de un lugar que le llamaba la atención por curioso: la Tierra.

Entonces mete el cartucho (insisto: años 80), enciende la consola y empieza el juego: Thor, Capitán América, Spiderman, Hulk, Avispa, la Patrulla X, el Hombre lagarto, Doctor Muerte, Magneto… Los 12 números de la primera serie de las Secret Wars fueron todo un lujo para los avezados lectores que tuvimos la suerte de ver su lanzamiento en directo; destilaba acción por todas partes.


Fue la serie en la que Spiderman obtenía su famoso traje negro; el hombre Molécula (el por entonces más poderoso personaje Marvel) dejaba finalmente su carrera con altibajos de supervillano; el Doctor Muerte se convertía en el ser más poderoso del universo M durante un tiempo; Titania y Volcana obtenían sus poderes; Hulk soportaba el peso de una enorme montaña… y un sinfín de momentos épicos que darían mucho que hablar hasta bien pasada la fiebre inicial.
Galactus, por cierto, en su línea: con hambre.
Pero no queremos desde aquí desvelaros aspectos importantes del guión; sólo unos pequeños detalles. Si podéis leer (o incluso algunos releer) la serie, encontraréis grandes y pequeñas pinceladas. Ya sólo el primer número y cómo son transportados héroes y villanos a su zona de combate merece mucho la pena.

Y como ya sabes, esa Fiebre inicial creada por Jim Shooter (el por entonces redactor jefe más jefe de la casa de las ideas) y dibujada por Mike Zeck se vio de repente apoyada por una línea de figuras de acción que competirían de manera directa con los Superpowers (estos con action feature) de DC. La línea de figuras de las Guerras Secretas de Marvel contaría con una serie de personajes que dejarían a más de uno… helado.

Y es que ni estaban todos los que eran ni eran todos los que estaban, y eso, visto hoy por hoy, puede resultar raro e inquietante.


¿O fue al revés? ¿Empezó realmente Marvel esta idea?
Mattel (la otra gran M) quería, literalmente, hacer “algo” con los superhéroes desde el punto de vista de las figuras de acción. Kenner arrasaba a mediados de los 80 con su línea Superpowers y Mattel quería… un trozo del superpastel. Tal vez los cómics fuesen el merchandising de la línea de figuras, y no al revés, lo que suele ser más habitual.
Y es que Mattel no quería lanzarse al vacío sin saber qué diablos había en el fondo; quería algo que atrajese la atención y que le diese una sólida base sobre la cual trabajar. Mattel empezó este embrollo y por los cielos que lo iba a terminar; a su manera, como siempre. Así que “encargó” una serie de cómics.

En la primera salida al mercado pudimos ver varios personajes de la saga convertidos en figuras, 8 en total: Capitán América, Iron Man, Spiderman, Lobezno, Doctor Muerte, Doctor Octopus, Kang y Magneto. Todos ellos incluían un escudo (redondo rojo para los buenos y cuadrado gris para los malos… a pesar de que Magneto estaba en pleno proceso de “reconversión de bando”) que poseía la peculiaridad de trabajar con imágenes lenticulares: entre las dos imágenes superpuestas de los escudos y el fino estriado en zig-zag del plástico transparente de los mismos, se creaba “la magia holográfica” (LoL) que tanto nos gustaba.


Estaba todo listo y más que pensado; la combinación de “superhéroes populares” + la palabra “secretas” + interacción con elementos (escudos holográficos) + maxiserie de cómics exitosos… sólo podía tener un resultado: éxito de ventas.


Y así salió una segunda hornada de figuras, 5 en esta ocasión: Daredevil, Spiderman con el traje simbionte (conocido como Black Spiderman) y Falcon por la defensa de la justicia, libertad, etc etc… y Barón Zemo y HobGoblin por el bando de conquistar el mundo, ser el más malo, etc etc… Además, una serie de personajes (los más buscados) se distribuyeron sólo en Europa: Iceman, Constrictor y Electro.


¿Cuál fue la lógica de que estos y no otros personajes apareciesen en la línea de figuras de acción de la gran M? … No lo sabemos todavía; podemos elucubrar, sospechar y hasta mosquearnos pero no llegaremos a saber la verdad absoluta al respecto.

Comparados a los superpowers (odiosas las comparaciones pero inevitables en muchos casos), las figuras de las Guerras Secretas eran algo más pequeñas de proporción (compatibles en todo caso para nuestros por entonces pequeños ojos… y aun ahora) y no disponían de action feature más allá de las imágenes lenticulares de cada uno de sus escudos; pero esta “pequeña derrota” (la verdad es que era una autentica pasada apretarle las piernas a Superman para que lanzase megapuñetazos) se compensó con creces con los playsets y vehículos, alucinantes, desarrollados por Mattel: Turbo Copter (helicóptero armado hasta los dientes debido a lo que ya sabes: si uis pacem para bellum), Turbo Cycle (suerte de motocicleta futurista con sidecar “¡con sonido de combate sin pilas!”, Star Dart Glider (un -muy buscado por los coleccionistas- ala delta con un par de misiles) y la Freedom Fighter (base móvil giratoria de los superhéroes con plataforma de aterrizaje para el Turbo Copter, torreta de ataque-defensa y torreta de radar, de la que según el art de la caja se encargaba… Daredevil, el invidente…). Los malos más malos contaban con más ayudas en este campo: Doom Copter (igual al de los buenos pero de otro color), Doom Cycle (idem de idem), Doom Roller (a pilas, curioso vehículo para dos personas dentro de una rueda hueca que avanzaba en recta línea), Doom Star Glider (igual al Glider de los buenos) y la fantabulosa Tower of Doom, cuartel general de los villanos.


Y encima los escudos de buenos y malos interactuaban con algunos de estos vehículos y playsets funcionando como llave para desvelar compartimentos secretos: una pasada.


Así que al final Mattel sí que se zampó un buen pedazo del superpastel. Eso si: a lo largo de esta línea sucedieron un par de cosillas a mayores, como por ejemplo una segunda re-edición de la figura de Lobezno con garras negras, una de las portadas de los cómics entre las 100 mejores de todos los tiempos, una segunda maxiserie de cómics (las Secret Wars II), o la salida al mercado de figuras algo diferentes debido a los materiales usados por las concesionarias y que con el tiempo han llegado a convertirse en variantes (el Iceman de Congost es verdaderamente difícil de encontrar y dista bastante en apariencia del Iceman europeo). ¿Algo más? ¡Pues muchísimo más! Desde empresas con licencia en sus respectivos países (“Gulliver” en Brasil produjo una larga serie de “most wanted” amén de aprovechar diversos moldes para crear sus propios superhéroes y villanos) hasta desconocidos o cuasi inexistentes fabricantes que producían en masa cualquier cosa que pudiese encajar con las figuras de las Guerras Secretas. El pastel volvía a repartirse en pequeños pedacitos.


Además, hoy por hoy, una buena parte de los fans de las SW (no confundir con Star Wars…) se han lanzado a “completar” la línea de figuras de acción con sus propias creaciones, customs curiosos en ocasiones que nos permiten saber cómo serían las Secret Wars si hubiesen salido más personajes (tanto lógicos como ilógicos).


Las Guerras Secretas; the Secret Wars; les Guerres Secretes. Echadles un vistazo, ya sea para revisitarlos o verlos por primera vez. Eso si: con los ojos y la mirada que teníamos por entonces. Estoy seguro de que, en ambos casos, no os defraudarán. Aun queda mucho por contar.

¿Queréis más? ;)

Fernando Seage

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